Si tú eres un nuevo creyente, puedes
encontrarte sorprendido y quizás un poco temeroso de esta nueva
vida que has iniciado.
Esto es natural ya que tú eres como
un bebé recién nacido. A este bebé le tomará
muchos años aprender acerca de la vida, sus responsabilidades y
dificultades. El paso que has dado al recibir al Señor Jesucristo
como tu Salvador es la puerta de entrada a una nueva vida.
No te preocupes sino puedes comprender todo
de una sola vez. Dios estará contigo para guiarte en cada
paso de este nuevo camino.
Aquellos que son “hijos de Dios por la fe
en Cristo Jesus” (La Biblia, Gálatas 3:26), han recibido el
Espíritu de Dios para que sepan lo que Dios les ha concedido, (La
Biblia, 1 Corintios 2:12). Como hijos de Dios tenemos muchos privilegios
y responsabilidades. Conozcamos algunos de ellos:
1. El hijo de Dios crece
Primeramente tenemos el privilegio de crecer.
Un bebé no nace solamente para permanecer como un bebé.
Sus padres esperan verlo crecer. Asimismo, Dios quiere crezcamos
“en la gracia y el conocimiento de nuestro Senor Jesucristo” (La Biblia,
2 Pedro 3:18).
Dios tuvo un proposito definido al hacernos
sus hijos. Este propósito es que crezcamos conforme a la imagen
de Cristo (La Biblia, Romanos 8:29). Así como los padres esperan
encontrar rasgos familiares reflejados en sus hijos, de la misma manera,
Dios habiendo plantado la semilla de su propia naturaleza en nosotros por
medio del Espíritu Santo que nos fue dado, quiere ver la semejanza
de Cristo reflejada en nuestra vida.
El crecimiento espiritual del cristiano no se mide
por las veces que asiste a la iglesia, ni por la cantidad de dinero que
ofrenda, ni aun por el tiempo que dedica a la oración. Todo
esto es importante, pero el verdadero crecimiento del cristiano se mide
por su semejanza a Cristo Jesús.
Tú no puedes ser semejante a Jesucristo simplemente
por tratar de imitarlo. Pero, al entregar el control de tu vida a
Dios, el Espiritu Santo, quien ahora mora en ti, producirá la semejanza
de Cristo en tu vida.
2. El hijo de Dios lee las Escrituras (la Biblia)
Dios nos ha dado las bendiciones del estudio bíblico
y de la oración. A través de ambos, el Espíritu
Santo guía y controla nuestra vida. El estudio de la Palabra
de Dios es indispensable para el crecimiento espiritual. Por tanto,
dedica tiempo cada día para hacerlo. Pudes comenzar leyendo
el Evangelio de Juan. Lee por lo menos un capítulo diario.
Anota en un cuaderno cualquier pensamiento o pregunta que tengas.
Así podrás consultar a otros, o bien compartir aquellas verdades
que descubriste y te fueron de bendición. Memoriza versiculos
. Memorizar las Escrituras nos ayuda a caminar cerca de Dios.
En la Biblia, el Salmo 119:11 dice: “En mi corazón he guardado tus
dichos, para no pecar contra ti”.
3. El hijo de Dios ora
También necesitas conversar con tu Padre
Celestial. Esto es orar. Cuando lees la Biblia Dios te habla.
Cuando oras, le hablas a Dios. Te sugiero que del tiempo que dediques
a Dios diariamente, apartes la mitad para el estudio de la Biblia y la
otra mitad para la oración.
En tu oración, pide a Dios que haga realidad
en tu vida lo que has leído en su Palabra. Al planear las
actividades del día hazlo con el Señor. Pídele
su dirección. Habla con El acerca de tus proyectos, problemas
o tentaciones que se atraviesen en tu camino. Alaba y agadece a Dios
por lo que El es y por sus bendiciones en tu vida. Ora por las necesidades
de otros.
4. El hijo de Dios participa
Tienes el privilegio de pertenecer a la familia
de Dios (La Biblia, Efesios 2:19). Cuando Dios te hizo nacer de nuevo,
no solamente lo recibiste como tu Padre celestial, sino que también
iniciaste una nueva relación con muchos hermanos y hermanas espirituales;
aquellos que como tú, han puesto su fe en el Señor Jesucristo.
Encontrarás que uno de los grandes privilegios
del cristiano es el de tener comunión con otros miembros de la familia.
También sentirás la necesidad de reunirte con ellos.
Tan pronto como sea posible, congrégate en una iglesia donde se
predique a Cristo. Allí tendrás el amor y la protección
que necesitas. Asiste regularmente a los servicios. Busca oportunidades
para servir a Dios en la iglesia. Aprovecha toda ocasión que
se te presente.
5. El hijo de Dios testifica
El cristiano no solo debe recibir bendiciones, sino
que también debe compartirlas. Tienes el privilegio y la responsabilidad
de comunicar a otros lo que ahora sabes de Cristo. Encontrarás
que la persona y la obra de Jesucristo seran aun mas significativas para
ti cuando hables de El a otros.
La raza humana se multiplica y crece solamente cuando
cada pareja reproduce su vida en los hijos. La iglesia cristiana
crece unicamente cuando cada creyente guía a otra persona a Cristo.
Un buen le ma sería: “Cada uno traiga uno”.
Puedes testificar de Cristo por medio de tu vida.
Tu conducta es muy importante. También puedes testificar verbalmente.
Busca oportunidades para contar a tus amigos lo que Jesús significa
para ti. Ademas puedes compartir de Cristo al obsequiar a otros literatura
cristiana que les presente con claridad el mensaje de salvación.
Nuevamente, ¡bienvenido a la familia
de Dios! En Jesucristo tenemos una honorable posición: “Ahora,
somos hijos de Dios” (La Biblia, 1 Juan 3:2a). También tenemos
una gloriosa esperana: “Aun no se ha manifestado lo que hemos de
ser; pero sabemos que cuando El se manifieste, seremos semejantes
a El, porque le veremos tal como El es” (1 Juan 3:2b). Por lo tanto,
amado hermano, tenemos una gran tarea por delante: “Todo aquel que
tiene esta esperanza en El, se purifica a sí mismo, asi como El
es puro” (1 Juan 3:3).